lunes, 22 de noviembre de 2010

Los decires de un viejo verde (Nº 11.1.- Enero 1997)

300.-
El perfume de la tarde hoy me recordó constantemente a mi padre.

Estoy acorralado por todo el mundo; en un momento donde lo único que deseo es todo el tiempo para la escritura, a todo el mundo se le ocurre mi tiempo para sí. Y, sin embargo, no tengo que tener miedo de no poder, porque he decidido poder, quedarme, crecer, hacer crecer. Además ¿quién no lo sabe? Se podrán hundir todas las naves, pero la poesía no.

301.-
Toda relación con el monstruo se hace imposible. Una vez saciada su voracidad, el monstruo se vuelve, aún más voraz. Es en esta encrucijada donde deberemos matar al monstruo.

302.-
Escribir alguna tontería, comenzar con alguien, decirle al más pintado la verdad.

Herir al más fuerte con un poema. Levantar de la tumba a los pequeños muertos reventados.

Oír cómo los enamorados se rompen de dolor.

303.-
Espero poder este viento de libertad que me llama a ser. Una especie de grandilocuencia, toda para el bien: libertad, pan, poesía enamorada.

Yo fui quien diagnosticó con precisión y con, bastante, anticipación, el mal de nuestra época. Nadie podía darse cuenta que el hombre además de culo, tiene corazón.

Se trataba de una gravísima interrupción en el camino del hombre hacia una humanidad posible.

Sin conocerse demasiado a fondo los motivos, se sabía que el hombre, estaba más enamorado de su propia caca que del universo.

305.-
No estaría mal poder con todos los requerimientos. Desde los amorosos y sociales, hasta los económicos.

Amar a tres mujeres significa poder tener tres economías diferentes, de esa manera para destruirlo todo se tendrían que poner de acuerdo las tres y eso, es imposible.
Una para el amor.
Una para la inteligencia del amor.
Una para la belleza de la inteligencia del amor.

Quiero decir, amar a tres mujeres significa poder tres escrituras diferentes:
Una leyenda de amor.
Una novela de amor.
Una poesía de amor.

306.-
Hoy no me veo, sino que me compruebo diferente, y eso es un drama.

No es una ilusión de ser lo que tengo; es un ser.

Un poco de dinero para juntarnos algunos compañeros a ciertas palabras, nunca ha de ser mucho dinero.

307.-
Me doy cuenta, el destino no me ha deparado ninguna otra cosa que un destino. Qué más puedo pedir o, también, quiero que el destino me dé un poco de dinero.

No hay comentarios: