domingo, 21 de noviembre de 2010

Los decires de un viejo verde (Nº 8.- Octubre 1996)

323.-

El hecho de que sólo falten 4 años para el año dos mil, me emociona.

Siglo fuerte y maravilloso fue el siglo veinte.
Algo espectacular para la tristeza humana, para el horror.
Nunca fue tan grande la soledad. Este siglo de luces.
No hubo horror este siglo que no tocara mis ojos.
No hubo goce que no alcanzara su paroxismo en mí.
El silencio de un canto para que el hombre hable su muerte.
La poesía no puede ser realizada por una sola voz.
Miles y miles de muertos por cada verso,
miles y miles de amantes por una decepción,
miles y miles de fracasos para una esperanza.

325.-

Sé que estoy propuesto para varias competiciones,
pero yo ambiciono un poder sobre mi propio cuerpo.
Palabras poderosas en mi voz.
Una escritura despojada de todo sentimiento.

334.-

Algún día me tocaba confesarlo:
Cuando fue necesario para seguir psicoanalizándola, dejé de quererla.

341.-

Querida:
Todo me sale mal. Es como si tuviera lepra, la gente huye de mí. Yo también niego, yo también soy la máscara sangrante de la nada.

Morir, lo que se dice morir, no moriré, pero quedaré tocado por la muerte.

Luego me repondré y tendré ganas de hacer el amor, de hacer el odio, de publicar algún libro y ahí, sabré una verdad: los años habrán pasado y yo habré envejecido.

Siento una infinita ternura por lo que vuela, por lo que se deshace en los aires.

346.-

Hoy recuerdo a toda la gente que disparó a mansalva sobre mis primeros besos, sobre mis primeros versos.

Sin embargo, cuando las orquestas suenen, aquí estaré yo cantando esta melodía perdida, el alcance máximo de las ilusiones que fuimos, esos días en que nuestros nervios, nuestros versos alcanzaron su máximo poder.

Hoy estoy encontrándome conmigo mismo, veremos hasta dónde soy capaz de llegar.

348.-

Me adoraste ciegamente y tan ciega te sentiste, que una tarde te perdiste y fue para no volver...

Cuando dejo de pensar es cuando mejor escribo, los pensamientos, en todos los casos, son conciencias perturbadoras del verdadero pensamiento inconsciente.

Y si usted no puede escribir un gran poema, copie un gran poema de un gran poeta y así de barato podrá sentir algo grande en su vida.

Cuando mis propios emblemas queden rotos en mi escritura, ya nadie podrá decir que no hice las cosas del todo bien.

Grabaré todos mis amores en letras de oro y acero, para que otros hombres como nosotros, en el futuro, sepan de lo que fuimos capaces para recuperar una pasión perdida.

349.-

Vengo apesadumbrado, doctor, el mundo se encuentra, como tantas otras veces, al borde de una crisis de valores.

Lo que necesito hoy es que el sol me mire francamente a los ojos.

Necesito hacerme amigo de algún perro, de algún policía, de dos o tres sirvientas y así, iré dando una imagen de mí. Un hombre adinerado que escapa del ruido de las grandes ciudades, por eso vive en esa cueva.

Las luces, las drogas, el rock, me volvieron loco, moderno, exótico y moralista. Llegué a sentirme rodeado de asesinos y de maricas.

Estar encadenado, ya no le importa a nadie, le dije, ya todos sabemos que no es posible vivir sin alguna que otra cadenita, pero entiendo que está bien que alguien se pregunte cuáles son las cadenas que se harán carne en él.

Hoy no le entendí muy bien, pero se me ocurre pensar que lo que nos toca vivir en esta época es una carrera sin obstáculos, el que vive más, llega más lejos, eso es todo.

A cada cual, le dije, le tocará el odio que ha practicado.

¡Ah!, en este sentido yo estoy salvado, porque fui el peor, el que no obedeció nunca.

0000.-

Cuando nada, de todo lo que me ocurre, me recuerda el pasado, soy psicoanalista.

No hay comentarios: