Málaga 11 de Marzo de 2011
Por Helena Trujillo
La crónica de la charla-coloquio de la tarde del viernes 11 de marzo en Ámbito Cultural de Málaga puede resumirse en esta frase: “Un coloquio que hizo un bien a la cultura”. Nos encontramos ante un auditorio muy concurrido, a pesar de la tarde lluviosa, deseoso de encontrarse con los binomios Psicoanálisis-Cultura, Menassa-Trujillo. Contamos entre el público con la presencia del propio Delegado de Cultura de la capital malagueña. El discurso de los ponentes se fue produciendo alrededor de a una conversación-entrevista, donde aprovechando la presencia del Director de la Escuela Grupo Cero y poeta Dr. Miguel Oscar Menassa, Helena Trujillo trazó una serie de cuestionamientos en torno al papel que la disciplina psicoanalítica juega y debería jugar en la cultura contemporánea.
Cuando hablamos de cultura muchos piensan exclusivamente en tendencias artísticas, literatura, artes escénicas, cine… pero olvidan que cultura es educación, cultura es salud, cultura es un modo de hacer política. En el discurso no podíamos dejar atrás la situación que viven las sociedades modernas, no sólo la crisis económica y financiera, sino como destacaba el propio Dr. Menassa la fundamental crisis de valores y confianza de nuestra sociedad, crisis que se cimenta en la falta de inversión en salud y educación por parte de los Estados. Cultura no es entretenimiento como observador, cultura es participación activa en la creación, es pintar, es escribir, es hacer cine. Los Estados y las Instituciones se olvidan o se quieren olvidar de promover entre los ciudadanos un movimiento hacia la producción cultural, se limitan a educarnos en “se mira, pero no se toca”.
La decadencia social no está en que se vendan más o menos pisos, en que el mercado de valores cotice o no a la baja. La decadencia está en que los ciudadanos vivan alejados de lo que es la propia vida humana: la capacidad de sublimar. Poder convertir la energía psíquica en un producto social generador de transformación personal y satisfacción. La decadencia es demonizar el concepto de trabajo que ya Freud anunciaba como camino a la felicidad. La cultura no puede ser cosa de élites, debe estar al alcance de cualquier ciudadano, porque en el camino de la cultura está la salud, la prevención de enfermedades, el trato digno a los pacientes, educadores que dejen crecer a los jóvenes, una sociedad donde se vuelva a tener confianza en las instituciones.
Vídeo de la charla:
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