martes, 25 de enero de 2011

PRESENTACIÓN DEL LIBRO LOS PAPELITOS SECRETOS DEL ESTADO DE ÁNIMO


Si hacemos una búsqueda en Google con las palabras “periodismo y psicoanálisis” no encontramos ni un solo artículo fundamentado al respecto. La mirada del psicoanálisis sobre la realidad informativa nos ofrece un panorama totalmente diferente de lo que nos encontramos cuando encendemos la televisión, la radio o leemos la prensa, que, en la mayoría de las veces produce lo que tan bien relata el autor, el psicoanalista jubilado emparte en la conclusión del libro que hoy aquí presentamos: “Los papelitos secretos del estado de ánimo”: “Si dejamos de comprar los diarios, que para mentiras y dolor de cabeza alcanza con los informativos de televisión, ahorraríamos dinero para la luz, el gas, los trenes y alguna fiesta familiar, a lo grande, por año. Que la inocencia te valga”.

Las primeras palabras que escucha el primer día de clase un alumno de la carrera de periodismo es que tiene que ser “objetivo”, “neutral”, “imparcial” y “veraz”, varios imposibles que estará escuchando permanentemente hasta el día que se licencie. Teniendo en cuenta que la mayoría de los periodistas se mueven por su moral y opinión y como bien dice el psicoanalista jubilado emparte: “Un periodista que dice “no tengo ideología” tiene la ideología de los poderosos”, y hoy tenemos ese periodismo.

Para no perder un ápice de la realidad el psicoanalista jubilado emparte ha trabajado intensamente para mostrarnos en este libro la manera de pensar de la prensa que leemos cada día. Desde el día 10 de noviembre hasta el 29 de diciembre de 2010 hace un análisis exhaustivo de todo tipo de informaciones aparecidas en televisión y diarios.

Los dos periódicos más vendidos en España son en primer lugar el diario Marca y en segundo lugar el diario El País, ambos muy analizados por el escritor: Estados Unidos, la Iglesia, la Religión, política, fútbol (especialmente Mourinho), Vargas Llora y el Premio Nobel de Literatura 2010, la violencia machista, la homosexualidad, los papeles secretos de WikiLeaks, México, Berlusconi, Putin, Rajoy, Hillary Clinton, María Dolores de Cospedal, el juez Garzón, la tortura en Estados Unidos, el encuentro con Dios, el Estado de Alarma, la crisis de los controladores y de los consoladores de Cospedal, el petróleo, las hipotecas basura, el opio, el terrorismo, los sindicatos, el sector inmobiliario, el laicismo, el dinero norteamericano, Cuba, la ley Sinde, la libertad, la mujer, la poesía…

En Los papelitos secretos del estado de ánimo el psicoanalista jubilado emparte nos muestra que tenemos otro derecho a la información, a una información verdadera y que esté en la realidad, ya que uno de los derechos recogidos en la Constitución Española es el derecho a la información y, actualmente, no lo logramos ni siquiera leyéndonos todos los diarios nacionales del día, que por cierto este es otro de los ejercicios claves de la facultad de periodismo: el alumno compra todos los diarios nacionales del día para estudiarlos y el profesor le muestra que cada uno da la información de una manera, se analiza una misma noticia y el alumno acaba comprobando que las máximas de la carrera: objetividad, neutralidad, veracidad e imparcialidad quedan en territorio de nadie.

Además, que si hacemos esto podemos acabar empachados y con exceso de información como le ocurrió al psiconalista jubilado emparte el 16 de diciembre: “¡ÚLTIMA HORA!: “Queremos informar al público en general que el psicoanalista jubilado está enfermo por exceso de información. Los médicos le han recomendado que no lea los periódicos ni vea las tertulias de televisión, al menos durante tres días. Esperamos poder reiniciar las comunicaciones el próximo día 20 de diciembre”.

(Aunque tenemos que apuntar que el psicoanalista jubilado no cejó en su tarea y continuó al día siguiente).

Después de los tres poderes del Estado Español: el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial se considera que el cuarto poder son los medios de comunicación, la prensa y la información debido a su influencia en la sociedad. Y los medios de comunicación en lugar de ocuparse de su cometido: que es informar a la población verazmente desde la libertad de prensa resulta que, en palabras del psicoanalista jubilado emparte tenemos que “los poderosos (Radio, televisión, prensa y Vargas Llora) confiesan ser los enemigos de la libertad”.

Quizás también por eso y como apunta la hermana mayor del psicoanalista jubilado emparte en el prólogo del libro: “no tenemos ni periodismo independiente, ni surgente, ni nuevo periodismo, ni periodismo humanista sino un periodismo insostenible”.

Vemos que las páginas que menos deberían ocupar sitio en el diario son las que van en aumento: las páginas de opinión. Es más, uno de los últimos diarios nacionales que se ha fundado, el diario Público, no tiene el editorial, que es el “lugar más sagrado del periódico” ya que es lo que sostiene su línea ideológica. Aumentan también las tertulias con tertulianos cada vez con más opiniones, menos inteligentes y menos cultos que nos llevan al periodismo amarillo que denuncia el autor del libro.

Si nos detenemos en la aparición del periodismo amarillo o prensa amarilla tenemos que remontarnos a 1895 cuando precisamente Joseph Pulitzer, el creador del Premio Pulitzer –el premio de periodismo más prestigioso de Estados Unidos- era dueño del diario New York World y decidió competir ferozmente con el diario New York Journal, propiedad de William Randolph Hearst. Fue tal la lucha de ambos porque sus respectivos diarios fueran los más vendidos que entraron en una encarnizada pugna, favorecida por la revolución y mejora de la imprenta en esos años: les permitía jugar con el color, agrandar las fotos, los titulares o los recuadros, es decir hacer las hojas de los diarios más vistosas en detrimento de la información. Empezaron a usar el sensacionalismo para llamar la atención, el morbo, los muertos, las catástrofes, los accidentes, crímenes, adulterios o líos políticos empezaron a ser las noticias más importantes del día y, por lo tanto, pasaron a ocupar las portadas del los diarios. Incluso llegaron a tergiversar e inventar noticias con tal de vender, comenzaron el pago de las exclusivas para obtener información. La guerra entre ambos periódicos duró de 1895 a 1898 y fue el diario New York Press el que acuñó por primera vez el término “Periodismo amarillo” en 1897 para denunciar las malas prácticas informativas utilizadas por Pulitzer y Hearst. En esa época empezó a aparecer en los dos periódicos una tira cómica titulada “The Yellow Kid”, el niño amarillo, sus dibujos aparecían en unas páginas de color amarillo donde se publicaba la crónica más sensacionalista y tremendista del día, con información falsa para atraer al lector.

Haciendo este paréntesis podemos pensar que poco dista de 1895 a lo que tenemos hoy en 2011, ver un informativo es ver muertos, cuantos más mejor, más interesante es la noticia y por supuesto malas noticias: ni una sola buena y muy pocas noticias culturales, a penas perceptibles.Noam Chomsky, uno de los estudiosos de los medios de comunicación y de la lingüística actual apunta: “Los medios de masas de verdad intentan básicamente distraer a la gente”.

Llegamos ahora a uno de los escándalos informativos más recientes: la filtración de documentos secretos realizada por WikiLeaks, una organización sin ánimo de lucro creada por el australiano Julian Assange que publica informes anónimos y documentos filtrados –como el “Garganta Profunda” del caso Watergate que acabó con el Presidente Nixon-, documentos que son de interés público y donde queda defendido el anonimato de sus fuentes. Julian Assange le ha dado al mundo entero información muy esclarecedora sobre el ataque aéreo a Bagdad en julio de 2007 en el que se ve cómo soldados de Estados Unidos asesinan a un reportero de Reuters, a su ayudante y a nueve personas más, ha destapado documentos de la guerra de Afganistán, de Irak y por supuesto los famosos papeles del Departamento de Estado de Estados Unidos que el psicoanalista jubilado emparte ha leído y ha analizado tan avezadamente.

Los reporteros del periódico The Washington Post del caso Watergate, Carl Berstein y Bob Woodward, se convirtieron en dos ejemplos a seguir en el mundo del periodismo ya que gracias a sus trabajos de investigación lograron la caída del presidente Nixon. Descubrieron las acciones ilegales realizadas por el político: fraude, escuchas ilegales, espionaje…Julian Assange lo que ha obtenido es la censura gubernamental, ataques piratas en su web, fue detenido y ahora está a la espera de ser juzgado por supuesto, por causas que nada tienen que ver con su trabajo realizado en WikiLeaks, sino que han buscado una causa personal para apartarle y hacerle desaparecer como ya apuntó el psicoanalista jubilado emparte y como así sucedió días más tarde, el 23 de diciembre: “si no fuera por la banderita norteamericana, no se notarían los papeles del estado de ánimo. Lo que sí ha pasado es que Assange desapareció del periódico. Olvidado de la prensa, caerá en manos de un juez corrupto. Por ese motivo yo me llevé siempre mal con la prensa, porque llevarse bien no sirve para nada”.

Curiosamente Assange ha vuelto a aparecer el lunes de esta semana: un ex banquero suizo le ha entregado a WikiLeaks los datos de dos mil cuentas secretas en Suiza. El martes salió la noticia en media página del diario y el miércoles ya ni una sola referencia.

Así pues, el papel de vigilancia de la prensa, el de informar y el de investigar lo hemos encontrado verdaderamente con el psicoanalista jubilado emparte y con el trabajo presentado en Los papelitos secretos del estado de ánimo. Le felicitamos y agradecemos la posibilidad de una lectura diferente de los diarios y de los medios de comunicación donde el psicoanálisis es un arma de lectura infalible y verdadera de la realidad y de la información. Agradecemos y felicitamos también a Miguel Oscar Menassa, director de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero por haber fichado al psicoanalista jubilado emparte, autor revelación de la Editorial Grupo Cero en este año 2011.

Mónica López Bordón

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