Por Amelia Díez Cuesta
Miguel Oscar Menassa, médico, poeta y psicoanalista, candidato al Premio Nobel de Literatura 2010 y uno de los más importantes escritores de la lengua castellana, escribe poesía desde los 13 años y psicoanálisis desde los 20. A los 31 años participa en la fundación del Movimiento Científico Cultural Grupo Cero, a los 34 en la fundación de la Editorial Grupo Cero, y a los 41 en la fundación de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía. Desde 1978 no ha dejado de pintar. Ha hecho cine, en varias dimensiones, puesto que ha trabajado en la dirección, guión e interpretación. No ha cesado de publicar desde 1961, cuando recién había llegado a cumplir sus 21 años, siendo una de sus características que todos sus libros mantienen un grado de originalidad respecto a los demás autores y respecto a sus propias publicaciones.
Para Menassa escribir es un mandato social, porque la verdadera historia de los pueblos está en la poesía, puesto que la historia oficial es la historia de los vencedores. Sabe que la poesía sólo la entiende aquel a quien va dirigida, por eso que junto a Rimbaud aconseja que se transmitan las cuestiones revolucionarias por poesía, porque de esa manera el enemigo no podrá entender.
Los temas de todos sus libros son los temas de siempre, la novedad son los hombres y las mujeres, a los que añade la complejidad que la teoría psicoanalítica propone y dispone.
Desde la ironía hasta el sarcasmo, desde el más sencillo humor hasta la complejidad del poema trabajan, como instrumentos de conocimiento de lo más propiamente humano, en la construcción teórica de hombres y mujeres, porque sabe que si cambiamos la teoría hombres y mujeres cambiarán, y su trabajo consiste en introducir el pensamiento psicoanalítico en el pensamiento sobre la salud y la educación, puesto que salud y educación, sólo serán sistemas sanitarios y sistemas educativos, es decir bienes sociales, cuando incluyan el deseo humano, para que también sean bienes humanos.
Menassa es un escritor que trabaja para el decir, por eso que escribe sobre lo que se presenta como éticamente necesario, renunciando a sus gustos, o mejor dicho, haciendo que su gusto esté al servicio de lo que se presenta a ser trabajado y de la manera en que se presente, pero siempre escribiendo para otros, porque la vida del escritor no sólo es la vida de todos sino que su escritura es comprendida por aquellos a quienes se dirige, el lector, el hombre y la mujer que habitan en el lenguaje, que residen en el planeta Tierra.
Canciones como un recurso más de la función poética para poder decir lo que se ha producido para decir, sólo es necesario que alguien se ponga ahí para hacerse cargo, alguien con la suficiente valentía, la valentía que tuvieron que producir cada hombre y cada mujer que prestaron su nombre para decir algo nuevo, alguna verdad acerca de lo humano. Y esta vez es Menassa quien se ha preparado toda su vida para sostener que sus contemporáneos y los hombres futuros reciban nuevas verdades, y tolerar que a veces le suban a la cima y a veces le quieran condenar al silencio.
Leer con intensidad y levantando los obstáculos ante lo nuevo que presenta toda lectura es un requisito para leer a Menassa, porque sabemos que si comprendemos rápidamente lo que hemos hecho es compararlo con lo ya conocido y perdernos lo nuevo.
Este libro, Canciones 2003-2004 nos habla de verdades humanas siempre vigentes. Está estructurado en siete secciones diferentes, marcadas con diferentes títulos: Tango, Diversión, Boda Real, Cine, Sexo, Guerra y Amor.
Sabemos que el tango habla de la mujer, fundamentalmente de la mujer infiel paradigma de la madre infiel, pero en este libro interpreta a la mujer que su infidelidad también se la entrega a él: “que no me atrevo a probar/ sino con algún amigo/ de mi enamorado Juan.” Le interpreta que nunca podrá sin economía propia y que ahora le toca trabajar, además de cuidar a la familia: “Así que ahora te toca,/ muchacha arrabalera,/ levantarte la falda/ y ponerte a trabajar./ Y si algún hombre llega/ triste y cabizbajo,/ herido de guerra,/ lo tendrás que cuidar.”
En la segunda sección nos presenta la relación ambivalente que los humanos mantienen con lo denominado como diversión: juego y droga. En el jugador reside la contradicción con el juego: “He jugado de más”, “He jugado de todo/ y todo lo perdí.” “La suerte, abandonada/ por mis juicios morales,/…” y la relación con la droga, encuentro pasajero entre los jóvenes o “una medicación contra el dolor en el alma o en el cuerpo” “que sólo te cura/ si tú te quieres curar.” , en la cual se busca a veces la fuente de la felicidad, de la escritura , del sexo o del amor, y que en la canción “Soy casi feliz” nos dice una verdad: “Si alguien convoca/ la presencia del amor,/ es el amor y no yo,/ dice la pequeña flor (la maría)/ el que sostiene y dirige/ los milagros del amor.”
Las Canciones son de 2003 y 2004 cuando el acontecimiento de la Boda Real del Príncipe de España hizo que tanto la nobleza como el pueblo se pronunciase a favor y en contra. El poeta canta “alegrías en la Boda / y después, si sois alegres,/ justicia para reinar.” Y éste es uno de los pensamientos de Menassa, “hay que ser feliz para amar bien, hay que ser feliz, para ser justo”, separando siempre la idea de felicidad como meta y destino, y poniéndola siempre en el camino del trabajo. En cuanto a la aristocracia, muestra que ya el Príncipe la modificó cuando se puso a estudiar y la canción nos dice: “que me siento muy capaz / de poder modificar/ la aristocracia española/ y mandarles a estudiar.” Y todavía interpreta “Si porque se va a casar/ le damos lo que no tiene/ jamás lo conseguirá”, apoyando el hecho del rechazo del Príncipe a ser nombrado General con motivo de su boda.
Y en la sección dedicada al cine nos dice: “Y nadie se sorprenda/ si a los sesenta y tres/ comienzo una carrera,/ la del cine, tal vez.” , y, aún, “Yo soy pepe y, por amor,/ al cine me dediqué/ porque quería enseñar/ una forma de danzar” “vamos a trabajar,/ con nuevos sentimientos,/ toda la realidad.”.
El Sexo también tiene su sección, un homenaje a “El sexo, el sexo,/ divina porquería/ que todo el mundo/ quisiera controlar.” El sexo que no cae, presente en todas las edades, y que hay que cuidar porque igual estará, aunque repudiado, despreciado, o bajo la forma de una enfermedad; y nos recuerda lo que no debemos olvidar: El protocolo, “Cuando te penetro/ debes suspirar,/ es el protocolo,/ no te lo digo más.” Y no olvida ninguna de sus problemáticas, en lo denominado como vejez, homosexualidad, identidad, maltrato, infidelidad.
Tampoco olvida la guerra, siempre omnipresente en sus diversas formas, y sobre todo la última forma, la de 2003, la guerra ilegal y oficial. Podemos leer: “Así que esta noche / vamos a romper/ la moral, el petróleo/ y el agua también.”, o bien, “No es la luz de las palabras/ sino las del kerosén/ o el reflejo de algún arma/ clavándose en la niñez.” Una guerra que el Presidente Obama da por terminada después de 8 años y que Bush, el Emperador, nunca quiso nombrar como tal. “No es que vaya a ir a Irak/ para hacer ninguna guerra,/ sólo queremos imponer/ la famosa estatua/ de “nuestra” libertad./ Libertad infinita/ para obedecer,/ libertad inmensa/ para saber callar./ Y si no hay mucha comida/ y la casa la rompieron/ las bombas del invasor,/ deberán conformarse/ porque, si bien es cierto/ que ahora viven peor/ sin casa, sin comida/ sin salud, ni educación/ se tendrán que conformar/ porque tienen libertad,/ la estatua, claro está.”
Y la última sección es para hablar del amor, mostrando la problemática que hombre y mujer tienen con el amor: Él dice: “Vengo a decirle,/ señor abogado,/ que mi mujer/ me tiene encadenado.” Ella dice: “Yo tuve un marido/ que no me pegaba/ pero no me daba/ ni para viajar.” Ninguno de los dos sabe cómo le va, “Tal vez me vaya bien/ pero al no darme cuenta/ feliz no puedo ser./ Tal vez me vaya mal/ y sin darme cuenta/ no lo podré remediar.” En cuanto a la relación entre ellos, debemos saber que: “Cuando una mujer te mira,/ indiferente al pasar,/ puedes hacer de cuenta/ que la mirada miente./ Cuando una mujer mueve/ apasionadamente sus caderas/ para ti, para que puedas/ encontrar una luz en el desierto,/ y tú hombre o mujer, carisma insondable,/ puedes decir, aún,/ se mueve pero no para mí,/ se mueve para el viento,/ para el declive/ de la tarde./ Cuando una mujer te habla/ no podrás escapar,/ porque Ella sólo le habla/ al que morirá con ella.” Y también nos interpreta para poder salir de esta encrucijada en la que se habita: “Cuando él me ama/ todo el mundo es bueno, todo el mundo es bueno./ Cuando él no me ama/ todo el mundo es malo,/ todo el mundo es malo.”
Un libro que es necesario leer mínimo tres veces para que algo se anude en alguna comprensión. Gracias Menassa por esta nueva enseñanza.
Madrid, 19 de septiembre de 2010
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