domingo, 14 de marzo de 2010

Entrevista a: Miguel Oscar Menassa por Teresinka Pereira publicada en la revista Primacía de marzo 2010

PREMIO NOBEL DELITERATURA 2010 MIGUEL OSCAR MENASSA

ENTREVISTA:


-¿Te acuerdas cuándo empezaste a interesarte por las artes?


Mi madre, cuando yo era un niño pequeño, no me cantaba "nanas" me cantaba "tangos". Y mi padre, parahacerme dormir, me contaba cuentos árabes. Bajo esos influjos a los 6 años escribí mi primer verso.

En esa época, primer grado inferior, la maestra cuando un niño no se comportaba como ella lo deseaba, ella le pegaba con un puntero o regla de madera en los dedos. Recuerdo que un día ella me quiso pegar porque yo le tiré un papelito a otro niño y yo muy serio le dije: "Mire señorita, no me pegue en los deditos que quiero ser escritor". La maestra anonadada no me pegó y ahí comenzó mi carrera como escritor.




-¿Cómo fue la aceptación en Buenos Aires de Pequeña Historia?

Yo publiqué el libro, se habían vendido cincuenta, sesenta ejemplares. Pero hubo una mujer, que no me puedo acordar ni su rostro ni su nombre, que me dijo "¿Tienes muchos libros?" "Me quedan cuatrocientos cincuenta" "Dámelos" "No, todos no". Le di cuatrocientos. "¿Qué vas a hacer?" "Te los voy a vender". Se fue a su pueblo, volvió y me trajo el dinero de los cuatrocientos libros.


-Pequeña historia es un título muy original y ya te presenta como un jugador

del arte extraordinario ¿Cómo explicas que un libro de poemas lleve ese título?

Muy sencillo, yo en esa época ya tenía veinte años, es decir, ya había leído a Freud (mínimo La interpretación de los sueños, Psicología de las masas y análisis del yo). Había leído a Marx, había leído cuatro o cinco obras de Faulkner, sus paréntesis me encantaban y siempre me sugerían el inconsciente. Yo leía esos grandes hombres y me los imaginaba muy grandes. Leía a Sartre, me gustaba la vida que hacía. Esas eran grandes vidas para mí, grandes historias.

Yo tenía veinte años, Pequeña historia quiere decir que mi vida era pequeña y Pequeña historia me parecía agrandar mi vida, porque ya era una historia no una pequeña vida, era una pequeña historia.


-¿Cuando fundaste el Grupo Cero con cuántos miembros contabas?

Con ninguno, yo escribí el Manifiesto y después conversación a conversación conseguí que los siete que estudiábamos psicoanálisis y medicina firmaran. En el grupo había como quinientos. No sé si el Grupo Cero llegó después a tener el esplendor que tenía cuando yo redacté y firmé el Manifiesto. Movimiento es una palabra que se introduce 10-15 años después. Era un movimiento pero nosotros nos conformábamos, de manera egoísta, con ser el Grupo Cero.


-¿Cuál era el objetivo del Grupo?

Está en el Primer Manifiesto, buscar una posible articulación entre ciencia y poesía. Si ustedes se fijan en el Manifiesto, hay cuatro o cinco conceptos freudianos fundamentales para la práctica psicoanalítica y se recomiendan los poetas: Breton, Neruda, Pavese, Vallejo, Maiacovsky, Esenín, Tuñón y los escritores: Faulkner, Sartre, Joyce, Miller, Arlt. Los fundamentos eran la teoría del inconsciente y la teoría del valor.

El objetivo del grupo era difundir la cultura allí donde los estados y los medios de difusión no difunden la cultura.


  

-¿Por qué se trasladaron a España?

Por la necesidad del psicoanálisis, en realidad nos mandó el psicoanálisis. Era urgente que España tuviera psicoanalistas, tuviera psicoanálisis, porque era representante de trescientos cincuenta millones de hispano-parlantes, que ya habían olido el psicoanálisis y España ni lo había olido. Hace treinta y cuatro años que estamos trabajando en España, precisamente para difundir el psicoanálisis entre la población.

Yo le llamo exilio voluntario pero en realidad no fue tan voluntario. Vinieron los más jóvenes, entre ellos mi mujer Olga, y me dijeron que me tenía que ir. Yo siempre obedecí. Los jóvenes se asustaron más que yo, pero yo algo asustado estaba, fue mejor cambiar de país.

Las propuestas eran las siguientes: Estados Unidos, que se hablaba en inglés, todo pago; Israel, que me hacían rico, casa, comida... pero había que aprender hebreo. Entonces nos trasladamos a España por dos motivos: porque España necesitaba psicoanálisis y porque, de las ofertas que me hicieron, la que más me gustó era España que me la tenía que arreglar solo pero se hablaba el mismo idioma.


-¿Cómo fue la vida del grupo al principio en el 76?

Un infierno, no porque la gente nos corrigiera o nos maltratara de más sino porque, a mí, me parecía que en Madrid se hablaba el peor castellano del mundo. Yo llegué en agosto, en octubre ya tenía un grupo de estudio y en el mismo mes había dado un recital en la librería Antonio Machado.


-¿Algún día pensaste regresar a tu país?

Nunca me fui de mi país, estoy permanentemente en dos países. Estoy permanentemente tanto en uno como en otro, se dice mi nombre por las calles, hay enamoradas que como no encuentran tumba tiran una rosa al aire el día de los enamorados. Además el Grupo Cero Buenos Aires, que también dirijo, es uno de los grupos más importantes de psicoanálisis y poesía. Buenos Aires funda el Grupo Cero Brasil.


-En materia de arte, ciencia y educación, Grupo Cero ya ha probado de todo: Escuela de Poesía y Psicoanálisis, Pintura, Grupo Musical, Cine ¿qué le falta hacer?

Nos falta gobernar. Además, como sabemos que gobernar tendría que ser la construcción de un conocimiento, todos estos años han servido para construir un conocimiento. Ahora sólo nos falta gobernar.

Después ¿qué le falta hacer? Hay gente que tiene que aprender a escribir, entonces mantendría los talleres de poesía.


-¿Si consigues el Nobel cuál será tu primer paso?

La verdad, lo que me da ganas de contestar es que si me dan el Nobel, uno o dos días de descanso me voy a tomar. Sería un Nobel con piernas, si me dan el premio Nobel seguramente intensificaría eso de desparramar la cultura por el mundo posible. Me dedicaría a difundir la cultura con mayor autoridad que ahora y con un poco más de dinero.

Teresinka Pereira

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