martes, 25 de mayo de 2010

20 de mayo de 2010

VIDAL SOMOHANO PRESENTA LA EDICION 62 DE
"EN PRIMERA CLASE": LAS FÁBULAS Y EL EXAMEN DE

MIGUEL OSCAR MENASSA
( www.menassacandidatopremionobelliteratura2010.com )

Desde En Primera Clase de Vidal Somohano, hemos decidido examinar a nuestro alumno mas querido y mas aventajado, pasar un rato agradable con unas pizcas de vida y unas cuantas palabras serenas de nuestro Miguel Menassa.

Le hemos puesto un examen sobre fábula y filosofia, ¡Ay si queréis saber el resultado final!, tendréis que pegar la oreja a este programa que os adjuntamos y pasareis un rato tan estupendo como el que hemos pasado nosotros.

Menassa con todo el respeto y admiración ¡Apreciado maestro de la vida y constructor de palabras! Gracias por todo.

lunes, 24 de mayo de 2010

De "La poesía y yo" de Miguel Oscar Menassa

Festejando una noche vieja



Recital de Poesía en el Centro Cultural Blas de Otero de San Sebastián de los Reyes el 14 de mayo de 2010

sábado, 22 de mayo de 2010

HAITÍ: LA HORA DE LOS ALBAÑILES

El viaje a Haití es extremadamente difícil y costoso por las circunstancias del terremoto. Las compañías de transporte aéreo sobrecargan en el precio, y cobran por todo, por la bebida, por la comida durante el vuelo, por el bagaje y si cancelan los vuelos, no pagan por el hotel. A veces uno tiene que esperar por dos días y dos noches para una conexión. En Port-au-Prince no hay gasolina, los taxis cobran carísimo, y no hay lugar en los hoteles. El pueblo haitiano es fuerte y de coraje. Todos quieren trabajar, reconstruir sus casas, pero no tienen herramientas ni material de construcción. Además, si salen de las tiendas de refugio, no reciben la comida que les ofrecen una vez al día. Y sin empleos, no hay sueldos para comprar nada. El gobierno tiene sus propios problemas y tanto el Presidente como los Alcaldes están funcionando en oficinas temporarias en la ciudad. El Palacio del Presidente y la Alcaldía han sufrido daños. También la cañería de agua se ha descompuesto y falta agua por todas partes, así como la electricidad. la ayuda económica internacional no alcanza siquiera para empezar la reconstrucción.
Ésta fue la tercera vez que ha viajado a Haití. las dos primeras veces fueron antes del terremoto. Si en los primeros viajes, la pobreza no me había espantado, ahora sí, es un espectáculo tan absurdo y tan agresivo, que me hace sentir verdadera impotencia por no poder ayudar al pueblo de Haití, para que se rehabilite, que se sacuda el polvo de los edificios amontonados en pedazos de concreto y alambres retorcidos y se levante glorioso como tantas otras veces.
Las casitas de madera y lata de la vecindad pobre están deshabitadas y sus paredes abiertas a la intemperie, sin techos. han quedado allí como un recuerdo de una vida sin grandes recursos económicos, pero con los colores humanos, la presencia de los niños, las ropas colgadas de un hilo entre una casa y otra. había mucha bulla, madres gritando a los niños corriendo, y a voces gente cantando. En las plazas y jardines antes tan verdes y floridos, ahora están las ciudades de tiendas, largas, hechas para abrigar de tres a cuatro familias, tres lados de toldos de lona azul y un lado abierto por donde entra la luz del sol, el viento y la lluvia. Afuera los niños juegan, las mujeres trabajan, y los hombres se extienden sobre el suelo como si estuvieran inanimados, esperando la muerte, o un milagro que no acontecerá con la rapidez necesaria. No hay donde ir. No hay trabajo. No hay más comida que un plato casi frío, después de vencer la fila de caridad y la vergüenza de estar allí como enfermo de una miseria que no tiene cura.
Todos saben que las lluvias van a aumentar, que los huracanes y tornados van a venir en cualquier momento y que hasta las cubiertas de plástico impermeable que le han puesto arriba para proteger de la lluvia van a volar, dejando todos al descubierto. Y saben también que si salen de la plaza de las tiendas no recibirán la comida aunque sea una vez al día. y yo, con lágrimas en los ojos me preguntaba: ¿Cuál es la diferencia entre la pobreza con dignidad que vi antes y la miseria con caridad de ahora? ¿Por dónde empezar la reconstrucción del mundo? Por coincidencia hoy mismo vino en la Internet un cuento de Eduardo Galeano, sobre la conversación entre un obrero y su hijo, el cual le pregunta: “papi, si Dios no existe, ¿quién ha hecho el mundo?” y el obrero responde: “¡Pues el mundo lo construimos nosotros, los albañiles!”. Los grupos internacionales de la caridad cristiana bien podían ahora llegar a Haití preparados para ayudar como albañiles en la reconstrucción. Los haitianos pueden hacer las herramientas y cargar piedras, y hacer ladrillos y puertas y ventanas, si tienen los recursos para ello. Trabajando y recibiendo su sueldo podrán volver a vivir con dignidad. hay que reconstruir la alcaldía, las escuelas, las guarderías, los hospitales. hay comida, frutas y legumbres por todas partes para vender. Haití no ha parado de producir su comida, ni la natural ni la de fábricas. hay agua en Haití. Mientras no se restablece el servicio de agua pública, es posible hacer pozos, cisternas y de llevar el agua de un lado a otro. Esto resuelve muchos problemas de falta de agua. he visitado una clínica de dentista para niños pobres. Estaba cerrada por falta de agua y de electricidad. La encargada de esa clínica me decía que necesitaba medios para construir un pozo y de restablecer la electricidad por medio de un generador. Pero, ¿dónde está la ayuda para pagar los trabajadores?
Es la hora de que las tiendas salgan de las plazas, de que los hombres y las mujeres de Haití regresen donde estaban sus casas y pongan las piedras, las tablas, los techos sobre una base más firme que la anterior. Es necesario que la ayuda internacional llegue con herramientas, brazos para trabajar y dinero para que cada constructor de su propia casa reciba un sueldo para que pueda comprar comida después del día de trabajo.
Me llevaron a pasar la noche en una casa tan bien construida que no ha sufrido daños durante el terremoto. Mi cuarto tenía baño privado, pero no tenía agua. La dueña de la casa, muy amable y diligente, llegó con un balde de agua y lo depósito dentro de la tina del baño. Y me dio un vaso para que pudiera bañarme echándome el agua. No he visto a nadie más en la casa, pero mirando las fotos en la pared, y los muebles de lujo me di cuenta de que allí vivía gente rica e importante. En la mañana siguiente, mientras me llevaban al aeropuerto, me han satisfecho la curiosidad diciéndome que la casa había pertenecido al gerente de la compañía de coches estadounidense General Motors, en Haití. La casa tenía una muralla, y antes de entrar, la persona que conducía el coche hizo sonar el claxon y desde adentro abrieron un portón enorme, por el cual entramos. Me preocupaba tanto secreto y tanto cuidado para que nadie supiera dónde yo pasaría la noche. la conductora del coche me explicó que un gran problema de Haití, antes y después del terremoto son los secuestros. Es verdad. yo hablé con una mujer que había sufrido un secuestro y que sólo salió con vida porque su familia consiguió juntar parte de la cantidad de dinero que le pedían por ella. Ella me dijo que no se puede confiar en ninguna persona, pues hasta un empleado de la casa puede conspirar con los secuestradores. Me vino a la mente lo que Fernando Lugo dijo durante su campaña electoral, sobre el miedo que los ricos tienen del secuestro y del robo: “Renuncio a vivir en un país donde unos no duermen porque tienen miedo y otros no duermen porque tienen hambre”. Y me alegro que él haya ganado las elecciones. Espero ver el paraguay algún día, sin miedos y sin hambre. Y el futuro Haití también.
Tuve oportunidad de hablar con algunas personas de negocios que ya están listas para reabrir sus puertas y reanudar la vida económica del país. Las fábricas ya pueden producir y transportar productos haitianos, pero la gente sin trabajo, viviendo de caridad no tiene dinero para comprar nada. la exportación está bloqueada. Además ya ha empezado una economía clandestina en las calles, en donde toda la ropa y la comida que llega hasta el Haití por vía de la República Dominicana en los grandes camiones de caridad para ser distribuido en las tiendas a los refugiados, es vendido a quienes no alcanzaron a recibirlo gratis.
los amigos que me han recibido me llevaron a los hospitales/clínicas en las tiendas de las plazas, donde he visto cuatro únicas camas en una de las tiendas, con los casos de mayor emergencia, y en otras tiendas, centenares de personas sentadas como en un auditorio abierto, esperando para ser atendidos por dos médicos que lo único que podían hacer era oír sus quejas y aconsejar, pues no tenían medicinas. Por eso las que llevé fueron muy bien recibidas, aunque no alcanzaban para todos.
Después fuimos a una escuela donde los niños y niñas, bien aseados y bien vestidos en sus uniformes me recibieron contentos y con cariño. las niñas traían sus siempre lazos blancos en la cabeza. Todos habían recibido su almuerzo en la escuela en un enorme comedor, que también he visitado. En Haití, como en muchos países pobres que he visitado, los niños comen primero. Es una tradición que todos respetan. Los adultos comen después, lo que queda. Me acordé de la primera vez que fui a Haití y que me hospedé en una casa que acogía los niños de la calle. Ellos habían transformado la casa en hospedaje para extranjeros (como yo). Los niños cocinaban, limpiaban la casa, y traían agua desde afuera en baldes que depositaban dentro de los baños de los cuartos de huéspedes. El costo era solamente diez dólares al día, pero uno siempre les daba propina por servicios extras, como una botella de agua, o un café fuera de la hora de la comida. Los niños me habían recibido y despedido cantando. Quise saber dónde estaban aquellos niños, pero nadie sabía de ellos: su casa ha sido derribada.
Todos dicen que ya es la hora de reconstruir antes que empiece la estación de las tormentas y los tifones. hay mucha ansiedad y miedo del futuro viviendo en esas tiendas. Hay falta de empleos con tanto trabajo que hacer! Dicen los entendidos que lo que falta en Haití ahora es el capital que produzca empleos y pague el trabajo de la gente pobre.
Los artistas exponen sus obras en las calles, en la grand galería de arte llamada “Festival Arts” que por suerte no ha sufrido daños por el terremoto, pero no hay compradores. los grupos de la caridad no se interesan por el arte, siquiera la han visto por donde pasan, y los artistas ya no tienen material para seguir pintando, ni dinero para comprarlo. Me vienen a decir que un artista ha perdido sus dos piernas y no se puede mover. Los amigos están buscando a alguien o a una institución que le ponga las piernas mecánicas. Pero eso es carísimo y no aparece ninguna donación para él. Sólo en los Estados Unidos sería posible ser operado para recibir las prótesis, pero ¿dónde? El consulado no le da la visa, mientras no tenga un patrocinador. La depresión y la tristeza lo consumen. Y el artista sigue sólo y sin poder moverse.
hace más de tres meses desde el terremoto. La vida está hirviendo en las calles de Port-au-Prince, pero la vida es triste, y para algunos, es peor que la muerte.

Teresinka Pereira
tpereira@buckeye-express.com



HAITÍ ADIÓS

Ahora recuerdo
que me perdía
en el dolor de Haití
Ahora mi ausencia
toma velocidades
de deseos
en tormenta de mensajes
de amor y del exilio
de tu amor,
senderos de Haití.

Teresinka Pereira
28 de abril, 2010

viernes, 14 de mayo de 2010

Próximos eventos de Miguel Oscar Menassa Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010



§ Viernes, 14 de mayo, a las 21 h:
Recital de poesía.

Centro Blas de Otero.
Paseo Guadalajara, 12 - San Sebastián de los Reyes




La patria del poeta

I


Voluptuosa semilla, aquí me planto
y creceré y, aquí, echaré raíces
y tendré brotes que, a su vez,
tendrán otros brotes.
Decreto a la reseca meseta castellana,
la patria del poeta.
Arrancaré perfumes de tus rocas,
como de flores de la estación del sur,
y alguien dirá:
antes de los colores del poeta,
vos,
eras gris.
Y yo recordaré:
haberte pintado los labios con mi nombre.

Sobre el verde aroma del limón,
-caballo de los astros-.
Indio de luz,
cobre rasgado por el oxígeno vital,
mi poesía,
pulmón del universo.

Líquenes cenagosos
y alforjas repletas de manzanas,
detenidas en el tiempo del frescor.

Inmensidad,
verde infinito,
sesgo del sol,
entre las cejas del profundo mar,
atlántico silvestre.

No veis que soy el que os saluda,
desde más allá de las más altas cumbres,
más allá de los oscuros cielos de Dios;
desde la profunda galaxia de lo verde.

Meteórica expansión del arco iris,
soy un color que ya no tiene,
el blanco,
de la pequeña pureza inmaculada,
ni el manto negro de la muerte,
desolada,
ni los ojos sangrantes del rubí.

Soy del celeste cosmos y del sol,
la conjunción marítima y alada.

Mi voz,
es el rasguido de la guitarra astral.
Mi canto,
es el sonido gutural del tiempo.
Canto y estallo cada vez,
y cada vez,
me desintegro.

Pierdo mi ser entre fragmentos
y en ese vacío de nada y de color,
porque ya no seré,
recorro los espacios infinitos,
montado en verde luz,
pradera de los cielos
Pampa,
tendida en las alturas.

Miguel Oscar Menassa
De "La patria del poeta", 1991

jueves, 6 de mayo de 2010

Miguel Oscar Menassa, candidato al Premio Nobel de Literatura 2010, el 13 de marzo de 2010 en Málaga




La mujer y yo
23

Ella, a veces, pedía cada cosa
que enseguida disparaba mi imaginación.
Un día me preguntó por el exilio y le dije:

Hoy he pintado de la muerte algún brillo
y la lujuria incuestionable del hambre.
No es que haya muerto o haya comido algo
fue un verde que rasgó la realidad
que atravesó los rojos y los serenos malvas
que se adueñó del centro de la vida
que fue a la vez, verde y canción,
verde y fuego y sombra y corazón
y sembró todo el mundo
de cuerpos verdes floreciendo al amor.

No fue la luna posándose en mi mano
fue el plata de mi infancia donde un río
era agua y metal, reflejo y movimiento.
Cuando la plata de mi río canta
hasta el sol se estremece tal cual un hombre,
lujurioso, frente a los brillos de la amada.

El río turbio y varón y la mujer de plata,
hacen frente a una ciudad desconsolada,
de una manera permanente, el amor.
Después, dibujo una clara princesa
en un nuevo cuaderno
y llego de esa manera a Plaza de España
y no recuerdo si no es con alegría
los primeros años del exilio.

De comer no tenía, seguí diciendo,
y el frío diferente me congelaba
pero caminar por la calle
como si fuera un huérfano,
sin techo y sin amor, me hacía bien,
no exactamente fuerte, pero más precavido:
Ningún viaje más alterará mi vida.
Me quedo aquí, al sur de Europa,
en Madrid, para siempre, escribiendo.
Sin mirar atrás, le dije mirándola a los ojos,
pero tampoco mirando hacia delante,
sin mirar, sentado y escribiendo, eso es todo.
Y ha pasado, mi amor, más de un cuarto de siglo
y aquí me tienes, sentado y escribiendo.

Todo pasó por mí y todo se alejó.
Nunca retuve nada y nunca
dejé que nada se escapara.
Todo lo mío estaba ahí, conmigo
y fui un poema roto o siempre por hacer
una piel enamorada de sí misma o muerta
y las calandrias, eso sí, las calandrias
haciendo círculos ilusorios
sobre la piel del tiempo,
volaban a nuestro lado hasta morir.
Puedo asegurarte, mi amor, que,
exactamente, en medio del dolor,
el espectáculo de las rosas creciendo,
al paso de los años, era maravilloso.

Está bien, dijo ella,
me doy por enterada.

domingo, 2 de mayo de 2010

ENCUENTRO-COLOQUIO con MIGUEL OSCAR MENASSA, candidato al premio Nobel de Literatura 2010

"Amor, Trabajo, Sexualidad,
Poesía y Psicoanálisis"

0,25 créditos de libre elección

Miércoles, 5 de mayo de 2010 a las 12h

Sala de Grados - Facultad de Derecho - Universidad de Alcalá
c/Libreros, 27 - Alcalá de Henares