sábado, 18 de abril de 2009

Poesía. "Ángela, mi madre" de Miguel Oscar Menassa

ÁNGELA MI MADRE

Ángel de ángeles
Ángela bien amada
Hija de Antonio bisnieta de Lautaro
tenías cuando joven de los indios
la forma de pintarte los cachetes
y tus redondos pechos campesinos
donde bebí la leche destinada
al rey de los arcángeles.

Cuando tu voz llamaba mi nombre
en la penumbra
todo era luminoso en torno de tus ojos.

jueves, 16 de abril de 2009

¿Aforismo o decir?

"Estar vivo es una señal, importante, de haber vivido".

Miguel Oscar Menassa

domingo, 12 de abril de 2009

"Uno de ellos" de Miguel Oscar Menassa

UNO DE ELLOS

Todos lo habían visto alguna vez
fumar un cigarrillo
cruzar sus piernas
caer sobre alguna mujer
Hacerse el odio y la violencia para sí.

Caminaba siempre
muy cerca de la tierra.
El comienzo de cualquier estación
y las primeras flores de noviembre
eran su regocijo y su calma.

Lo conocí en el viejo terraplén
ojos de soledad
boca de pobre
hablaba de sus sueños.

sábado, 11 de abril de 2009

"Creciendo me fui dando cuenta" de Miguel Oscar Menassa

CRECIENDO ME FUI DANDO CUENTA

Creciendo me fui dando cuenta
que vivir no era suficiente.

En principio comencé por cambiar
algunas horas de mi vida
por algunas palabras.
Esas cuestiones del sexo y del oro
de la pequeña y simpática libertad
de la política sombría.

Las palabras se unían unas a otras
como pesadas redes
y en esa soledad fue necesario amar
conocer el amor
amar el amor
ser para el amor
como si el amor fuera uno mismo.

Matarse por amor.

Envolverse en la tristeza
de un crimen por amor.

Soñar y ser soñad
siempre por la misma persona
y tener la valentía por amor
de despeñarse
por el desfiladero de las sombras
cada vez que lo amado deje de soñar.

Y el amor con tanta locura
trae el movimiento de los astros.
Soles quietos
enamorados de bailarinas lunas
lunas ciegas
bailando por la obligación del amor.

Después aún
entregando otras horas de mi vida
ingresé en el cosmos.

Los soles quietos giraban a su vez
alrededor de otras cadenas.
La luz
era sólo el reflejo de su búsqueda.

De "La poesía y yo"


jueves, 9 de abril de 2009

Poesía. "Comencé a darme cuenta" de Miguel Oscar Menassa

COMENCÉ A DARME CUENTA

Comencé a darme cuenta de que no era libre.
Nadie toleraba que a los 61 años,
amara el amor en lugar de hacerlo.
Nadie toleraba que a los 61 años,
todavía amara la libertad
que nunca había conseguido.

Ni yo mismo a los 61 años
puedo amar mis deseos sexuales.

Y después, las tardes de domingo,
me dejaba caer como una flor marchita
para que ella me pisoteara y nunca, nadie,
ni siquiera ella misma en su temblor,
podía tolerar mi resurrección.

Y yo me alzaba como los que saben volar
y ya tenía 61 años y siempre me veía caer
pero la vida misma es una sola para todos
por eso hubo días que algo en mí no caía.

Ella, rezando arrodillada
y yo, alzándome en la frase
hasta tocar su alma,
su vientre
su canción.

Ahí estaban las luces y éramos todos ciegos.

Nadie podía ver más allá de su amor.
Nadie podía llorar por desgracias ajenas.
Nadie podía dar comida al hambriento,
nuestra desgracia se lo llevaba todo.
Nunca hubo justicia entre nosotros
y jamás conocimos la libertad,
somos un pueblo muerto,
desde el comienzo nunca hubo pan.

Así eran las frases que ella recitaba
cuando, valientes, hacíamos el amor.

Y nadie toleraba que nuestro amor
fuera ese suave galope cibernético
a los 61 años
casi sin piernas
sin ganas de volar
sin cabellos al aire
sin manos al unísono
grabando en tu cuerpo
las huellas del tiempo.
A los 61 años,
cuando hacíamos el amor
todo era alucinación
verbo y locura.

Y lo peor de todo
era que nadie podía soportar,
ni siquiera ella misma,
que yo la mirara a los ojos
durante las comidas,
en el baño,
un momento antes de parir,
hijo o poema,
y la miraba a los ojos
cuando hacíamos el amor
y eso, en verdad, la enloquecía
y su goce era magistral y nuevo
pero nunca pudo tolerarlo.
Un día me lo dijo claramente:
no soporto que a los 61 años
seas tan feliz.

De "Al sur de Europa"